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La dinastía Han fue una de las dinastías más importantes en la historia de China, que gobernó desde el 206 a.C. hasta el 220 d.C. Durante su extenso reinado, la dinastía Han presenció un período de expansión territorial, desarrollo cultural y avances tecnológicos significativos en China.
La dinastía Han se divide en dos períodos principales: el Han Occidental (206 a.C. – 9 d.C.) y el Han Oriental (25 – 220 d.C.). Durante el Han Occidental, la dinastía estableció su capital en Chang’an (actual Xi’an). Consolidó su poder bajo el emperador Han Gaozu. Durante este período, se llevaron a cabo importantes reformas políticas, como la adopción del confucianismo como ideología estatal y la implementación de un sistema de gobierno burocrático.
El Han Oriental comenzó con el emperador Han Guangwu. Este restauró la dinastía después de un breve período de interrupción. Durante esta época, la dinastía experimentó un florecimiento en diversas áreas, como el arte, la literatura, la filosofía y la ciencia. Se produjeron avances significativos en la metalurgia, la agricultura, la cerámica y la medicina.
La dinastía Han también fue conocida por su expansión comercial, especialmente a lo largo de la Ruta de la Seda, que facilitó el intercambio cultural y comercial entre China y otras regiones de Asia y Europa. Este período también vio el surgimiento de figuras influyentes como el historiador Sima Qian y el inventor del papel, Cai Lun.
Sin embargo, a medida que avanzaba la dinastía Han Oriental, comenzaron a surgir tensiones internas y desafíos externos, como rebeliones campesinas y presiones de los pueblos nómadas del norte. Estos factores contribuyeron al declive gradual de la dinastía Han, que finalmente culminó en su colapso en el año 220 d.C., dando paso al período de los Tres Reinos en la historia china.
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